La sorprendente razón por la que estas orcas atacaron a una ballena azul

Un grupo de orcas ha sido avistado atacando de forma sincronizada al animal más grande del mundo, y probablemente no lo hicieron para obtener alimento.

Por Sarah Gibbens
Publicado 9 nov 2017, 4:17 CET
VÍDEO: Un grupo de ballenas asesinas ataca a una ballena azul

Unas imágenes obtenidas por un dron el 18 de mayo en Monterey, California, muestran a un grupo de orcas atacando de forma coordinada a una ballena azul.

Se sabe que las orcas, también conocidas como ballenas asesinas, se alimentan de otros mamíferos incluyendo delfines y focas. Pero ni siquiera estos temidos depredadores podrían tener la más mínima oportunidad contra una ballena azul. Una ballena azul adulta puede alcanzar los 30 metros de longitud y las 200 toneladas de peso, siendo el animal más grande del planeta.

En esta ocasión, la enorme ballena azul se giró hacia un lado, levantando lo que parece un muro de agua, y se alejó nadando a una velocidad que superaba de lejos a la de las orcas, según describe la bióloga marina Nancy Black, que filmó el acontecimiento a bordo de un barco de avistamiento de ballenas.

¿Cuál fue la razón de que las orcas preparasen el ataque?

«Probablemente lo hicieron porque sí», afirma Black. «Juegan con [las ballenas] del mismo modo que los gatos juegan con sus presas. Son muy juguetonas y sociables».

Black gestiona una empresa de avistamiento de ballenas llamada Monterey Bay Whale Watch. Durante los 25 años que ha pasado observando a orcas y a otros cetáceos en la bahía, se ha familiarizado con la forma de interactuar de las orcas con otros residentes de la zona.

El equipo del Monterey Bay Whale Watch había estado siguiendo a casi 15 orcas el día en que se grabaron estas imágenes. Un chorro repentino de aire condensado procedente del espiráculo de una ballena azul atrajo la atención del equipo, y fue entonces cuando aparecieron las orcas.

Pese a ser mucho más grande de las orcas, parecía que la ballena azul estaba sorprendida por el ataque repentino del grupo de depredadores.

«[Las ballenas azules] son unas cobardicas», afirma Black.

Y quizá tengan una buena razón: aunque las orcas no suelen conseguir derrotar a las ballenas azules o grises adultas, persiguen a las ballenas madre para separarlas de sus crías, hasta que agotan a la joven ballena, convirtiéndola en una presa fácil.

Entre abril y mayo, las ballenas grises empiezan a migrar desde las aguas en las que dan a luz, en México, a las aguas donde se alimentan, cerca de Alaska. A medida que pasan por Monterey con sus crías, es normal observar cada vez más orcas. Black estima que unas 33 orcas se encontraban en la bahía en abril para depredar a estos cachalotes.

En la misma región en 2012, se observó a un grupo de ballenas jorobadas evitando que las orcas se alimentaran del cadáver de una cría de ballena gris que acababan de matar. Aunque la motivación de las ballenas jorobadas no se puede establecer con total certeza, se han observado incidentes similares en regiones de todo el planeta, lo que ha llevado a los científicos a creer que las ballenas estarían actuando de forma altruista y que protegerían a otras ballenas frente a los ataques de las orcas.

Cuando cazan grandes presas como las ballenas, las orcas rodean a su objetivo, haciendo que sea más difícil que el animal escape. Las orcas emplean diversos métodos para comunicarse bajo el agua, incluyendo un complejo sistema de llamadas auditivas. Las orcas, que tienen la capacidad de oír a decenas de kilómetros de distancia, se envían mensajes mediante silbidos y llamadas distintas y utilizan sonidos de chasquidos para localizar a las presas.

Sin embargo, los animales permanecen en completo silencio durante una cacería, por lo que saber cómo los animales coordinan sus ataques es una incógnita. Las recientes imágenes grabadas por dron muestran cómo las orcas emergen sigilosamente del agua al mismo tiempo y formando una línea perfecta.

«Están extremadamente sincronizadas. Es increíble», afirma Black. «No sabemos cómo pueden ser tan exactas».

Según Black, el ataque a la ballena azul podría haber sido una especie de carrera de práctica, pero ella considera que es más probable que las orcas simplemente estuvieran entablando pelea con el amable gigante.

«A veces son como niños», explica Black. «Simplemente buscan una reacción».

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