¿Intentaron estas ballenas jorobadas salvar a una foca de las orcas?

La increíble escena (captada por el cineasta y presentador del programa Animals Up Close de National Geographic, Bertie Gregory) ofrece una ventana a la vida emocional de las ballenas.

Por Jason Bittel
Publicado 8 sept 2023, 12:42 CEST
Orcas B1, uno de los varios ecotipos de orca que existen en todo el mundo

Las orcas B1, uno de los varios ecotipos de orca que existen en todo el mundo, cazan principalmente focas.

Fotografía de National Geographic for Disney+, Bertie Gregory

En enero de 2022, frente a la isla Adelaida, en la Antártida, la nieve caía tan espesa y silenciosa que parecía que uno estaba viajando por el hiperespacio.

"El silencio es ruidoso, así que fue espeluznante", dice Bertie Gregory, explorador de National Geographic y presentador de Animales de cerca en Disney+.

Gregory había viajado a través del Pasaje de Drake, que separa Sudamérica del continente más meridional, para filmar una rara población de orcas llamada B1. Conocidas por su estrategia única de crear olas que desprenden a las focas de los trozos de hielo, estas orcas antárticas, genéticamente distintas, probablemente sólo cuenten con un centenar de ejemplares.

Normal que, cuando Gregory y su equipo de cineastas y científicos empezaron a seguir a una pequeña manada de B1 cazando focas en medio de la nieve, pensaran que les había tocado el premio gordo. Pero lo que no podían saber en ese momento es que las orcas no estaban solas.

Primero, la manada se fijó en su presa: una foca de Weddell que yacía justo en medio de un gran trozo de hielo. 

"Nadaron bajo el trozo de hielo, como hacen normalmente, pero no vimos ninguna ola rompiendo, y pensamos: 'Oh, deben haberla pifiado", dice Gregory. "Pero en lugar de eso estaban haciendo una onda expansiva bajo el agua".

Con ayuda de un dron aéreo, el equipo observó cómo las orcas desintegraban la plataforma helada de la foca desde abajo. Funcionó, forzando a la foca a entrar en el agua, donde la manada pasó varios minutos cansando al animal.

"Entonces, de repente, aparecieron dos ballenas jorobadas", dice Gregory. "Hacen este increíble ruido de trompeta [que es] tan fuerte, que reverbera en el casco del barco, como el barritar de un elefante".

Los científicos han presenciado y filmado muchas veces a las jorobadas, que se alimentan de diminutos crustáceos llamados krill, interrumpiendo las cacerías de orcas, pero sólo unas pocas veces entre orcas B1. Como los depredadores a veces se dirigen a las crías de las ballenas jorobadas, éstas pueden enfrentarse con las orcas cuando las ven cazar, dicen los expertos. 

En este caso, las ballenas jorobadas llegaron demasiado tarde para intervenir en favor de la foca, pero entre su inconfundible trompeteo y su decisión de nadar directamente hacia la manada de orcas, Gregory cree que la pareja estaba tratando de estropear la caza de las orcas e incluso proteger a la foca.

Leigh Hickmott, biólogo ballenero de la Universidad de St. Andrews (Escocia) y colaborador de Gregory en un proyecto de estudio de las B1, está de acuerdo.

"Creo que muestra signos muy claros de altruismo", afirma Hickmott.

(Relacionado: Sí, las orcas son capaces de matar ballenas azules, el animal más grande de la Tierra)

Explorando las motivaciones de las jorobadas

Las ballenas jorobadas poseen grandes aletas pectorales y colas para golpear a otros animales en defensa propia o de sus crías. Sus aletas pectorales también tienen protuberancias en los extremos, cada una de las cuales puede percebes incrustados y actuar como un par de nudillos de latón afilados en una pelea de aletas.

Los científicos han documentado muchas ocasiones en todo el mundo en que las jorobadas embisten, abofetean y arañan a las orcas. Estas heridas aumentan el riesgo de infección y lesiones, por lo que es comprensible que las orcas desconfíen de las jorobadas.

Sin embargo, las jorobadas antárticas no se enfrentaron físicamente. Se limitaron a nadar y bramar. ¿Por qué?

Podría ser un ejemplo de comportamiento de acoso, dice Hickmott. "Es mejor saber dónde está un depredador y hacerle saber que tú sabes dónde está, para que no pueda sorprenderte a ti o a los tuyos", dice. "A menudo, un ataque sorpresa es la vía del éxito de un depredador".

Aun así, nadar de cabeza hacia una manada de orcas es peligroso. Y hacerlo cuando las B1 ni siquiera están atacando a otra ballena jorobada, sino a una foca, parece sugerir que las ballenas jorobadas están, como cree Hickmott, intentando salvar a la presa, o al menos evitar que las orcas consigan una comida fácil.

Como bióloga principal del Proyecto Orca de California, Alisa Schulman-Janiger ha visto a las ballenas jorobadas bramar, arrojar agua y agredir físicamente a las orcas que intentaban alimentarse de una presa fresca.

Recuerda un incidente de 2012 en el que las ballenas jorobadas nadaron desde kilómetros de distancia para pasar siete horas acosando a las orcas que se alimentaban de una cría de ballena gris.

"Tenían algo que decir sobre lo que estaba pasando. No estaban contentas", recuerda. Además, había krill por todas partes, que las ballenas ignoraban casi por completo.

"No vas a renunciar a comer durante siete horas para gritar a las orcas, cuando tienes cerca a una de tus propias crías", añade Schulman-Janiger, que no participó en la expedición antártica. "No gastas tanta energía a menos que estés realmente implicado emocionalmente".

La historia de la Antártida tiene otro giro.

Tras matar finalmente a la foca, la matriarca orca agarró al animal muerto con la boca y nadó hacia las ballenas jorobadas, "como diciendo: '¿Veis? ¿Veis?" recuerda Gregory.

"Era casi como si estuviera alardeando", dice.

Este comportamiento es difícil de interpretar, advierte Schulman-Janiger. Pero también ha visto a una orca macho arrastrar una ballena gris recién muerta hasta la proa de un buque de investigación.

"No podía creer que arrastrara el cadáver hasta allí, como si estuviera presumiendo", dice.

(Relacionado: ¿Por qué las orcas matan tiburones y solo se comen el hígado?)

La ventaja del cambio climático para las presas

Independientemente de sus verdaderos motivos, no hay duda de que queda mucho por aprender sobre el comportamiento de las orcas y las jorobadas. Sin embargo, en el caso de las B1, esto puede resultar más difícil a medida que disminuye su población.

"Nuestros datos sobre un conjunto de datos de 10 años muestran que están disminuyendo alrededor de un 5 por ciento al año", dice Hickmott.

"A medida que el planeta se calienta y los glaciares retroceden, vemos más playas e islas expuestas", afirma. La Península Antártica se ha calentado casi tres grados Celsius desde 1950, según el Centro Nacional de Investigación Antártica.

Esto supone una ventaja para el alimento favorito de las orcas antárticas.

"Es más fácil atracar en playas y costas que en la banquisa", explica Hickmott.

"Y así acaban fuera del alcance de nuestras orcas y de estas técnicas de caza para las que han evolucionado".

Aún así, es posible que las orcas cambien a nuevas estrategias de caza y que las jorobadas entrometidas las sigan.

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    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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