¿Es dormir del tirón toda la noche la mejor forma de descansar?

Los registros históricos muestran que los seres humanos dormían, se despertaban y volvían a dormir con regularidad antes de la Revolución Industrial. Pero, ¿era realmente un hábito universal y tiene beneficios?

Por Leah Worthington
Publicado 5 ene 2024, 13:01 CET
¿Es bueno dormir del tirón toda la noche?

Aunque la mayoría de las sociedades modernas duermen de un tirón durante la noche, los expertos debaten si ese ciclo de sueño es natural para el ser humano.

Fotografía de leungchopan, Shutterstock

Tras despertarse en mitad de la noche todos los días durante una semana, es posible que hoy te diagnostiquen insomnio y te receten medicación para dormir. Pero hace sólo unas generaciones, esto apenas era motivo de preocupación, y mucho menos de intervención médica.

Despertarse en mitad de la noche era habitual, si no la norma, en las culturas occidentales preindustriales, según Roger Ekirch, profesor de Historia de Virginia Tech (Estados Unidos), cuyas investigaciones sobre el sueño segmentado sirvieron de base para su libro La noche en tiempos pasados. Con horarios dictados por el sol en lugar de por los relojes y las luces eléctricas, es probable que la gente se acostara antes y, en lugar de unas rápidas y continuas ocho horas, disfrutara de un período de descanso más largo, que incluía dos sueños más cortos interrumpidos por un período de vigilia.

No todo el mundo está de acuerdo. Algunas investigaciones muestran que las comunidades de cazadores-recolectores podrían haber dormido de un tirón, de forma muy parecida a como lo hacemos ahora. Estos datos también podrían indicar que las sesiones de sueño múltiples nunca fueron la norma en las sociedades de todo el mundo, ni siquiera antes de la Revolución Industrial.

Hoy en día, con electricidad para alargar nuestras horas de vigilia y alarmas para acortar nuestro descanso, la mayoría de la gente intenta dormir de un tirón. Pero algunos expertos debaten si el sueño intermitente es natural y los beneficios potenciales de los distintos patrones de sueño en la vida moderna.

El sueño segmentado consiste en dos (bifásico) o más (polifásico) periodos de sueño interrumpidos por periodos de vigilia, que pueden durar de minutos a horas según la especie. Los estudios estiman que más del 86% de los mamíferos, incluidos perros, roedores, erizos e incluso algunas ballenas, duermen en varios periodos.

Hasta hace poco, se creía que los humanos formaban parte de la minoría de especies (incluidos la mayoría de los primates) que dormían de forma estrictamente monofásica. Esa hipótesis era errónea, afirma Russell Foster, profesor de neurociencia circadiana de la Universidad de Oxford (Reino Unido).

Los registros históricos contienen pruebas de hábitos de sueño bifásicos en humanos que se remontan a cientos de años. Según Ekirch, el sueño en las civilizaciones occidentales preindustriales se producía en dos turnos. La gente dormía varias horas y volvía a despertarse después de medianoche para meditar, practicar sexo y socializar durante una hora más o menos, antes de volver a la cama para el segundo sueño.

Una ballena jorobada madre sostiene a su cría cerca de la superficie mientras duermen. Se cree que la mayoría de las ballenas jorobadas duermen en varias fases durante el día o la noche.

Fotografía de Ben Horton, Nat Geo Image Collection

Pero algunos expertos creen que este comportamiento puede seguir estando en nuestra naturaleza. En su trabajo pionero de 1992 sobre el tema, el psiquiatra y científico emérito del Instituto Nacional de Salud Mental Thomas Wehr de maryland (EE. UU.) observó que, tras varias semanas de confinamiento en una habitación oscura durante 14 horas al día, casi todos los participantes habían pasado a un ciclo de sueño segmentado.

"De media, para todo el grupo, era bimodal", afirma Wehr. Descubrió que las personas tendían a dormirse primero por la noche y de nuevo hacia la madrugada. "El patrón medio era muy similar al del sueño en algunos animales diurnos, activos durante el día, como las panteras".

(Relacionado: Estos pingüinos padres sobreviven a base de pequeñas siestas)

¿Razones biológicas y psicológicas del sueño polifásico?

Desde una perspectiva fisiológica, el sueño bifurcado tiene sentido, afirma Daniel Buysse, profesor de psiquiatría, medicina y ciencias clínicas y traslacionales de la Universidad de Pittsburgh (EE. UU.). Los dos procesos del sueño (el homeostático y el circadiano) están "mezclados" en nuestro condensado horario de sueño, dice Buysse. Con más tiempo, añade, los procesos podrían separarse en el tiempo, lo que nos permitiría despertarnos de forma natural entre ciclos.

De hecho, estos periodos de vigilia entre sueño y sueño podrían tener incluso una función de supervivencia. En su experimento, Wehr observó que los participantes se despertaban a horas ligeramente distintas cada noche y que, de media, no había ningún momento en el que todas las personas estuvieran dormidas. Desde una perspectiva evolutiva, esto podría haber cumplido una "función de centinela", asegurándose de que siempre hubiera alguien despierto para vigilar al grupo.

Algunos han defendido el sueño polifásico como una forma de "biohackear" el cuerpo y prolongar las horas de vigilia. Sin embargo, los expertos lo desaconsejan. Engañar al cuerpo para que sobreviva con rachas de sueño más cortas no es lo mismo que despertarse de forma natural de un sueño bien descansado, afirma Elizabeth Klerman, coautora con Foster de un artículo de 2021 en el que se analizan las repercusiones del sueño polifásico artificial. Se pregunta: "¿Pararías una lavadora antes de que se acabara el ciclo?".

Algunos escépticos de la teoría del sueño polifásico natural apuntan a pruebas contradictorias halladas entre poblaciones modernas de cazadores-recolectores. Jerome Siegel, catedrático de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento de la Universidad de California en Los Ángeles (EE. UU.), llevó a cabo investigaciones en sociedades de cazadores-recolectores de Tanzania, Bolivia y Namibia que revelaron patrones de sueño similares a los de los humanos de las sociedades postindustriales.

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      Izquierda: Arriba:

      La llegada de la electricidad y la luz artificial ha afectado a todo el mundo. Los datos del Programa de Satélites Meteorológicos de Defensa estadounidense muestran que el brillo artificial del cielo, medido como el exceso de luz en el cielo en comparación con sus niveles naturales, varía desde el negro (el más bajo), pasando por el azul, el verde, el amarillo y el naranja, hasta el rojo.

      Fotografía de P. Cinzano, Fabio Falchi, and Chris D. Elvidge, Blackwell Science, Science Source
      Derecha: Abajo:

      Nueva York es conocida como la ciudad que nunca duerme, y con todas esas luces encendidas por la noche, tiene sentido.

      Fotografía de NASA, Science Source

      Los datos sobre patrones de sueño recogidos durante cientos de días consecutivos revelaron que, en tres grupos distintos y geográficamente aislados, las personas dormían aproximadamente entre 5,7 y 7,1 horas continuas cada noche. Para Siegel y sus colaboradores, estos resultados demuestran que el sueño monofásico moderno es una vuelta a los patrones tradicionales observados entre los cazadores-recolectores.

      "No tienen luz eléctrica, no tienen calefacción... [no] han cambiado su entorno ni su estructura social en cientos de miles de años", afirma; "quizá hubo un periodo en la historia de la humanidad en el que la gente se despertaba en mitad de la noche, pero decir que ése es el patrón normal contradice todos estos datos".

      (Relacionado: ¿Podemos controlar lo que soñamos?)

      Más de un milenio de sueño polifásico

      Aunque es posible que nuestras sociedades más primitivas fueran monofásicas, Ekrich halló registros de sueño segmentado que se remontan a La Odisea de Homero, escrita a finales del siglo VIII a.C. o principios del VII a.C. Otras indagaciones revelaron innumerables referencias a "primeros" y "segundos sueños" en todo tipo de documentos de archivo, desde diarios a textos médicos.

      "Las referencias se enunciaban como si el sueño segmentado fuera absolutamente natural y no necesitara explicación", afirma.

      En el pasado, dice Foster, la gente tendía a dormirse más temprano, hacia el anochecer, y a descansar hasta el amanecer. Pero todo cambió con la llegada de fuentes de luz artificial asequibles, que básicamente acabaron con nuestra dependencia de la luz solar, afirma Foster. "Trabajamos hasta mucho más tarde. Así que estamos anulando la oscuridad natural y, por tanto, reduciendo nuestras posibilidades de dormir".

      Sin embargo, no todo el mundo está de acuerdo con la historia. Niall Boyce, profesor inglés de la Universidad de Londres, sostiene que el sueño polifásico puede no haber sido necesariamente la norma. También Siegel cuestiona la certeza de la interpretación de Ekirch, argumentando a favor de sus datos sobre cazadores-recolectores modernos frente a las pruebas anecdóticas encontradas en los registros históricos.

      "El patrón de sueño bimodal que puede haber existido en Europa occidental no está presente en los grupos ecuatoriales tradicionales actuales y, por extensión, probablemente no estaba presente antes de que los humanos emigraran a Europa occidental", escribieron los autores en su artículo; "más bien, este patrón puede haber sido una consecuencia de las noches de invierno más largas en latitudes más altas".

      También es objeto de debate si el sueño polifásico existe entre los humanos modernos. Mientras que algunos defienden una definición más estricta del fenómeno, otros incluyen siestas y breves incursiones nocturnas como ejemplos de patrones modernos de sueño segmentado.

      Dado que el sueño está influido por contextos ambientales y sociales, afirma Buysse, los patrones pueden variar mucho entre individuos, así como geográfica y estacionalmente.

      "No creo que exista un único patrón de sueño que sea el patrón de sueño humano", afirma; "creo que la adaptabilidad es la característica principal".

      Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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