¿Qué soluciones hay contra el calentamiento global?

El ser humano tiene las soluciones para hacer frente al cambio climático. La pregunta es: ¿Tenemos la voluntad de hacerlo?

Por Christina Nunez
Soluciones Calentamiento Global
Soluciones Calentamiento Global
Fotografía de Paul Nicklen

Este artículo se publicó originalmente el 5 de enero de 2016 y ha sido actualizado el 3 de junio de 2022.

Las pruebas de que el ser humano está provocando el cambio climático y un calentamiento global, con consecuencias drásticas para la vida en el planeta, son abrumadoras, pero la cuestión de qué hacer al respecto sigue siendo controvertida. La economía, la sociología y la política son factores importantes a la hora de planificar el futuro. 

Un debate mundial que comenzó con la preocupación por el calentamiento se ha convertido ahora en el término más amplio que alude al cambio climático, preferido por los científicos para describir los complejos cambios que afectan ahora a los sistemas meteorológicos y climáticos de nuestro planeta. El cambio climático abarca no solo el aumento de las temperaturas medias, sino también los fenómenos meteorológicos extremos, los cambios en las poblaciones y los hábitats de la fauna y flora silvestres, la subida del nivel del mar y una serie de efectos variados. Todos estos cambios están surgiendo a medida que los seres humanos siguen acumulando en la atmósfera gases de efecto invernadero que atrapan el calor. 

Los países de todo el mundo reconocieron el imperativo de actuar frente al cambio climático con el Acuerdo de París en 2015, comprometiéndose a reducir la contaminación por gases de efecto invernadero. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), que sintetiza el consenso científico sobre la cuestión, ha fijado el objetivo de mantener el calentamiento por debajo de los 2 grados centígrados y perseguir un tope de calentamiento aún más bajo de 1,5 grados centígrados. 

Ambos objetivos están en peligro. Los principales países ya se estaban quedando atrás en sus compromisos, según un informe de la ONU publicado a finales de 2018, y los niveles de emisiones en 2030 deben ser aproximadamente entre un 25 y un 55 % más bajos que en 2017. Otro informe de 2019, afirmaba que la mayoría de los países no habían alcanzando los objetivos climáticos del Acuerdo de París. Investigaciones anteriores sugerían que, aunque los países cumplan sus compromisos de reducción de emisiones, no sería suficientes para evitar un calentamiento severo.

Para hacer frente al cambio climático se necesitan muchas soluciones, no vale con un solo enfoque. Sin embargo, casi todas estas soluciones existen hoy en día, y muchas de ellas dependen de que los seres humanos cambien su forma de comportarse, modificando su manera de producir y consumir energía. Los cambios necesarios abarcan tecnologías, comportamientos y políticas que fomentan un menor despilfarro y un uso más inteligente de nuestros recursos. Por ejemplo, la mejora de la eficiencia energética y el ahorro de combustible de los vehículos, el aumento de la energía eólica y solar, los biocombustibles a partir de residuos orgánicos, la fijación de un precio para el carbono y la protección de los bosques son formas eficaces de reducir la cantidad de dióxido de carbono y otros gases que atrapan el calor en el planeta. 

Los científicos también están trabajando en la producción sostenible de hidrógeno, que actualmente se obtiene en su mayor parte del gas natural, para alimentar pilas de combustible de cero emisiones destinadas al transporte y la electricidad. Otros esfuerzos se dirigen a fabricar mejores baterías para almacenar la energía renovable, a diseñar una red eléctrica más inteligente y a capturar el dióxido de carbono de las centrales eléctricas y otras fuentes con el objetivo de almacenarlo bajo tierra o convertirlo en productos valiosos como la gasolina. Algunas personas sostienen que la energía nuclear -a pesar de las preocupaciones sobre la seguridad, el uso del agua y los residuos tóxicos- también debería formar parte de la solución, porque las centrales nucleares no contribuyen a la contaminación directa del aire mientras funcionan. 

Aunque detener las nuevas emisiones de gases de efecto invernadero es fundamental, los científicos también han hecho hincapié en la necesidad de extraer el dióxido de carbono existente de la atmósfera. Las ideas más extravagantes para enfriar el planeta -los llamados planes de "geoingeniería", como la pulverización de aerosoles que reflejan la luz solar en el aire o el bloqueo del sol con un espejo espacial gigante- se han descartado en gran medida porque pueden suponer más riesgos ambientales que beneficios probados. 

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    No obstante, la plantación de árboles, la restauración de las praderas marinas y el fomento del uso de cultivos de cobertura agrícola podrían ayudar a limpiar cantidades significativas de dióxido de carbono. La restauración de los bosques ya talados en Brasil, por ejemplo, podría extraer del aire unos 1500 millones de toneladas métricas de CO2, y un estudio reciente publicado por las Academias Nacionales de Ciencias estima que los bosques y las granjas del mundo podrían almacenar 2,5 gigatoneladas. Se trata de cifras relativamente modestas si tenemos en cuenta que las emisiones históricas de carbono ascienden a 2,2 billones de toneladas métricas, pero todos los aportes son necesarios para frenar la trayectoria actual del mundo. 

    Adaptarse o no

    Las comunidades de todo el mundo ya están reconociendo que la adaptación también debe formar parte de la respuesta al cambio climático. Desde las ciudades costeras propensas a las inundaciones hasta las regiones que se enfrentan a un aumento de las sequías y los incendios, una nueva oleada de iniciativas se centra en aumentar la resiliencia. Entre ellas se encuentran la gestión o la prevención de la erosión del suelo, la construcción de microrredes y otros sistemas energéticos construidos para resistir las interrupciones, y el diseño de edificios teniendo en cuenta el aumento del nivel del mar. 

    Libros recientes como Drawdown (Descenso del nivel de aguas) y Designing Climate Solutions (Diseño de soluciones climáticas) han propuesto planes audaces y exhaustivos, pero sencillos, para invertir el rumbo actual. Las ideas varían, pero el mensaje es coherente: ya disponemos de muchas de las herramientas necesarias para hacer frente al cambio climático. Algunos de los conceptos son amplios y deben ser aplicados por los gobiernos y las empresas, pero muchas otras ideas implican cambios que cualquiera puede hacer: comer menos carne, por ejemplo, o replantearse los medios de transporte. 

    "Hoy disponemos de la tecnología necesaria para pasar rápidamente a un sistema energético limpio", escriben los autores de Designing Climate Solutions. "Y el precio de ese futuro, sin contar los beneficios ambientales, es casi el mismo que el de un futuro con altas emisiones de carbono". 

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    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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