Nuestras imágenes favoritas de águilas calvas
Publicado 4 may 2018, 12:38 CEST
Varios días de chaparrones han empapado a este águila calva de las islas Aleutianas de Alaska.
En 1939, Jule Mannix y su marido Dan compraron a Aguila, un águila calva que había sido derribada por una tormenta de nieve.
Cuando esta foto apareció en el número de 1992 de National Geographic, las águilas calvas todavía eran una especie en peligro de extinción. Los programas de conservación como este ayudaron a la población a recuperarse.
Un águila calva vocaliza en las islas Aleutianas.
Un grupo de águilas calvas reunido en las copas de los árboles de la Columbia Británica, Canadá.
Un águila calva persigue a su presa en la bahía de Kachemak, Alaska.
Un águila calva vuela con su presa en la bahía de Kachemak, Alaska.
Águilas calvas reunidas en un espigón cubierto de nieve de la bahía de Kachemak, Alaska.
Estas aves de Alaska aparecieron en un artículo de 2002 de National Geographic sobre la reaparición de las águilas calvas.
Un águila llama desde su nido en las islas Aleutianas, Alaska.
Un águila calva joven desciende en las islas Aleutianas.
Klaus Nigge escribe que los fotógrafos «suelen representar a las águilas calvas como animales majestuosos, siempre volando en un cielo azul con su plumaje perfectamente colocado». Dos ejemplos impecables de lo que describe sobrevuelan Haines, Alaska.
Un águila calva posada en una rama de Alaska.
Águilas calvas reunidas en la orilla de Homer, Alaska.
Un águila calva observa algo bajo su rama en Homer, Alaska.