El mundo a través de los ojos de las mujeres

«Las mujeres suelen ver cosas... que un hombre no notaría», dijo el primer editor de National Geographic. Nuestro archivo revela su coraje y su empatía.

Por Cathy Newman
Publicado 5 mar 2020, 11:34 CET, Actualizado 8 mar 2022, 10:35 CET
Iglesia fundamentalista
Vestidas con ropas modestas tradicionales, las miembros de la Iglesia fundamentalista de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días juegan en el agua cerca de Hildale, Utah.
Fotografía de Stéphanie Sinclair, Nat Geo Image Collection

La historia de las fotógrafas de National Geographic ha sido más una excepción que la regla, pero aquello fue entonces, esto es ahora. Hemos dejado atrás los días de mujeres representadas como objetos decorativos vestidas con seda (la predecible fotografía del baile de debutantes) y la suposición de que el creador de una imagen había sido un hombre.

Sí, eso se suponía. En una fotografía de archivo de 1967 con la inscripción «el mejor equipo fotográfico del mundo» aparecen 25 hombres con chaqueta y corbata rodeando la mesa de Melville Bell Grosvenor, entonces editor de National Geographic, lo que sugiere, como escribió la historiadora de fotografía Naomi Roseblum, que «el idioma universal de la fotografía del que dependía esta publicación (y otras) fue únicamente una contribución del ojo y la mente masculina».

En 1967, el «mejor equipo fotográfico del mundo» estaba compuesto solo por hombres, que posaban alrededor del escritorio del entonces editor Melville Bell Grosvenor.
Fotografía de James Russell, Nat Geo Image Collection
En contraposición a la foto anterior, vemos la fotografía de 2019 de algunas de las fotógrafas colaboradoras y miembros del personal de National Geographic.
Fotografía de Mark Thiessen, National Geographic

«¿Y cuándo llegará el fotógrafo?». Eso era algo que Sisse Brimberg, fotógrafa en plantilla, seguiría escuchando en los años 80 tras haber cargado con casi media docena de maletas de equipo de iluminación por la puerta de un museo antes de fotografiar los artefactos.

«Ella ha llegado», respondió de forma concisa.

En el año 2000, cuando le conté a un fotógrafo en plantilla que estaba escribiendo un libro sobre las fotógrafas que habían trabajado en National Geographic junto a Kathy Moran, actual vicedirectora de fotografía, me respondió como si estuviera sacudiéndose una pelusa de la camisa: «¿Mujeres fotógrafas? Será un libro corto».

Pues no lo fue.

Hace seis años, Sarah Leen, editora y fotógrafa veterana, se convirtió en la primera directora de fotografía de National Geographic. En la actualidad, hay 47 mujeres (frente a 67 hombres) que sacan fotos para National Geographic en versión impresa y digital, pero las fotógrafas han contribuido a la revista desde 1914, cuando Eliza Scidmore publicó «Young Japan». Scidmore era amiga del primer editor, Gilbert Hovey Grosvenor, con quien entabló una relación de mutuo respeto y admiración; tampoco fue perjudicial que la mujer de Grosvenor, Elsie, fuera sufragista. «Las mujeres suelen ver cosas en… la gente... que un hombre no notaría», escribió.

Unas niñas hacen gimnasia en Japón.
Fotografía de Eliza R. Scidmore, Nat Geo Image Collection

En los primeros 50 años de existencia de la revista, el trabajo de las mujeres entró sin que nadie lo solicitara, como el de Dorothy Hosmer. Hosmer, de 26 años, dejó su trabajo de secretaria, compró un billete en la tercera clase de un barco de vapor y presentó un reportaje y unas fotografías publicadas con el título: «Una chica americana viaja en bici por Rumanía: la peregrina a dos ruedas pedalea por tierras de castillos y gitanos, donde los vestigios del Imperio romano se mezclan con los restos de las migraciones orientales». Salió en 1938, pero no antes de que el editor adjunto John Oliver La Gorce expresara sus dudas. «Imagino que [las madres] no querrían que sus hijas leyeran este artículo por temor a que les de la idea de que está bien viajar por el mundo sola si tal relato apareciera en el Geographic».

Novias jóvenes en la iglesia sajona de Cisnadioara, Rumanía.
Fotografía de Dorothy Hosmer, Nat Geo Image Collection

Entre las primeras pioneras también figura la increíble Harriet Chalmers Adams, que publicó 21 reportajes en la revista entre 1907 y 1935; aunque en el National Geographic Index la incluyen como autora, también fue fotógrafa. Adams fue una de las primeras y de las pocas mujeres corresponsales de la Primera Guerra Mundial y, antes de su muerte en 1937, siguió el rastro de Colón, cruzó Haití a caballo y «alcanzó veinte fronteras antes desconocidas para las mujeres blancas, entre ellas todas las ramas lingüísticas de las tribus indias de Alaska a Tierra del Fuego», según el New York Times.

Finalmente, en 1953, la revista contrató a su primera fotógrafa en plantilla. Se llamaba Kathleen Revis y era la cuñada del editor Melville Grosvenor. «Melville no temía a las mujeres inteligentes. La verdad es que no mostraba prejuicios de género, sobre todo para un hombre de su generación», contó Mary Smith, una de las primeras editoras de imágenes de la revista, que colaboró con Revis.

Una modelo británica sostiene una máscara de silicona de su cara. Sarah Leen, que sacó esta foto, fue fotógrafa en National Geographic durante más de 20 años antes de convertirse en editora fotográfica para la revista y en la primera directora de fotografía.
Fotografía de Sarah Leen, Nat Geo Image Collection

Con todo, cabe preguntarse la relevancia del género en el mundo de la fotografía. Laura Gilpin, fotógrafa célebre por sus imágenes del Sudoeste de Estados Unidos, dijo en su día: «O eres buena fotógrafa o no».

Entendido. Pero el género sí importa, tanto en lo que respectivo a la experiencia como en el acceso. En algunos entornos, la puerta puede abrírsele con más facilidad a una mujer. Un hombre nunca podría haber hecho los reportajes fotografiados por Jodi Cobb, la tercera fotógrafa contratada en plantilla (las mujeres sauditas en octubre de 1987 y las geishas japonesas en octubre de 1995). «A las mujeres de Arabia Saudí no les importaba que las fotografiara yo. Pero no querían que las fotografiara un hombre», recuerda. Asimismo, un reportaje de Stephanie Sinclair sobre niñas novias publicado en 2011 y un reportaje de Lindsey Addario sobre la mortalidad materna publicado en el número de enero de 2019 fueron posibles gracias a su género.

«Es una gran parte de tu identidad y la he usado a mi favor. Hace poco, fotografié a unas niñas amish jugando al voleibol en la playa. Estoy muy segura de que si fuera un hombre habría sido muy diferente. Mi cámara es menos amenazante», dijo Dina Litovsky, fotógrafa cuyo primer reportaje en la revista National Geographic «Niñas científicas, este es vuestro momento» aparece en el número de noviembre de 2019.

«Tras 20 años, aún seguimos hablando de esto. La realidad es que las mujeres han sido invisibles y ahora ya no lo son. Ahora la etiqueta tiene un peso y una importancia que habíamos intentado enterrar por la falta de orgullo de nuestro género. Cuando era más joven, la negaba. Ahora la reclamo», afirma Lynn Johnson, con una perspectiva formada tras 30 años fotografiando para la revista.

Un padre acaricia a su hija recién nacida en la República de Tuvá, Rusia.
Fotografía de Lynn Johnson, Nat Geo Image Collection

Y National Geographic también las ha reclamado. Al sacar a la luz e incluir en la conversación más vidas y voces de mujeres, la revista se ha acercado a mujeres de culturas y países diferentes para ayudar a hacerlo realidad. Para ilustrar un reportaje del número de noviembre sobre cómo repercute en las mujeres la renovación de Ruanda, pedimos a la fotógrafa nigeriana Yagazie Emezi, cuya obra se centra en cuestiones relacionadas con las mujeres africanas, que documentara el proceso. Saumya Handelwal, una fotógrafa india que habla sobre «robar momentos de lo que veo», fue responsable de las contundentes imágenes de un artículo sobre la seguridad de las mujeres en la India en ese mismo número.

Una reflexión final. Las mujeres, según observó un editor fotográfico, parecen querer hablar más sobre la experiencia y la relación con sus sujetos y, a riesgo de acercarnos a un estereotipo, la idea es cierta.

«A veces quiero rodear con los brazos a todas las personas a las que he fotografiado y recogerlas con mi corazón, del mismo modo que una mujer recoge flores o bayas en la falda, para llevarlas siempre conmigo», dice Maggie Steber, cuya «Historia de un rostro» (con Lynn Johnson) publicada en agosto de 2018 fue finalista del premio Pulitzer.  «Estas personas son mi familia Están conectadas para siempre cuando pulso el botón en un momento congelado en el tiempo», afirma Steber.

Antes de su trasplante de cara, Katie Stubblefield posó para este retrato, que muestra las lesiones de su rostro.
Fotografía de Maggie Steber, Nat Geo Image Collection

Hasta el próximo 10 de abril, el  Colegio de Arquitectos de Madrid  (COAM) acoge la exposición 'WOMEN, un siglo de cambio', una exposición que da visibilidad a historias inspiradoras, conmovedoras y extraordinarias de mujeres que han desafiado los límites, superado la adversidad, y abierto nuevos caminos a través de su fortaleza, sabiduría, amor, esperanza, belleza y alegría que dan nombre a las diferentes secciones fotográficas de esta contundente exposición.
Es una crónica de las vidas de mujeres de todo el mundo a través del archivo fotográfico de National Geographic. La selección, compuesta por cerca de 60 fotografías, comisariada por la fotoperiodista y editora gráfica del diario 'El País', Marisa Flórez, incluye tanto historias como retratos de mujeres que han desempeñado un papel destacado en la historia reciente.
Entra aquí para más información.

La exeditora de National Geographic Cathy Newman es la autora de Women Photographers At National Geographic. Síguela en Twitter @wordcat12.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.
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