La agonía del Mar Menor: así hemos llegado a su colapso ecológico

Peces que atacan a caballitos de mar, anguilas que devoran animales muertos y especies desplomadas por falta de oxígeno. Así es el trágico escenario del Mar Menor tras décadas de vertidos contaminantes y construcción.
Una pareja de caballitos de mar se ancla a una bombilla, parte de la gran cantidad de basura marina que hay en las aguas del Mar Menor.
Fotografía de Javier Murcia
Por Cristina Crespo Garay
Publicado 23 oct 2019, 16:00 CEST, Actualizado 12 abr 2022, 14:30 CEST

Uno de los mayores desastres ecológicos de nuestro país se ensaña desde hace más una década con la laguna de agua salada más grande de Europa y uno de los ecosistemas más singulares de nuestra geografía, el Mar Menor. Ubicado en la costa de la Región de Murcia, este tesoro natural sufre un grave proceso de degradación a causa de la presión de la actividad urbanística y agraria.

Lejos de solucionarse, esta crisis ecológica y social ha puesto sobre la mesa el fracaso de su sistema de protección. Sirvió como ejemplo la refriega política de agosto de 2021 entre el Gobierno regional y el Gobierno de España en la que unos y otros se culpaban del lamentable estado ecológico de la laguna. Ahora, un hito de la protección medioambiental, la dotación de personalidad jurídica propia, podría cambiar el rumbo de la laguna. 

“La comunidad científica lleva décadas advirtiendo sobre este problema y las administraciones responsables no han hecho nada”

por David Verdiell Cubedo
Biólogo y asesor científico

El gran desastre ecológico

En el año 2016, el 85 por ciento de la vegetación marina que habitaba la laguna desapareció, según el Instituto Español de Oceanografía, y los problemas de eutrofización – es decir, un exceso de nutrientes más allá de la capacidad de autorregulación de un ecosistema– ha llevado a la acumulación de más de 300 000 toneladas de nitratos en el acuífero del campo de Cartagena. Con estas cifras presentó Rocío García Martínez la plataforma cuyo objetivo es convertir el Mar Menor en el primer espacio natural del continente con personalidad jurídica.

Seis años después, en marzo de 2022, la laguna sufrió otro fuerte proceso de eutrofización debido a los efectos de las lluvias torrenciales tras la calima que provocada por la llegada del polvo del Sáhara. Los expertos preveíann que la laguna se sumirá de nuevo en una sopa verde a medidos de abril, según cálculos del Comité de Seguimiento del Mar Menor.

Durante las semanas previas a la llegada del polvo africano los expertos ya habían detectado un aumento de la temperatura, mayor turbidez y una disminución del oxígeno en algunos puntos de la mayor laguna salada de Europa. Emilio María Dolores, portavoz del comité de seguimiento del estado de la albufera, comunicaba que la rambla del Albujón “sigue vertiendo entre 150 y 200 litros de agua por segundo con una carga de nitratos elevada al Mar Menor y eso hace que, cuando suba la temperatura, los procesos metabólicos se activen y el ecosistema entre en una situación peligrosa”.

En noviembre de 2021, la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, anunció que se llevarán a cabo 35 medidas para recuperar el Mar Menor con una inversión de 382 millones de euros hasta 2026 en la que es, según ha asegurado Ribera, la mayor inversión para regenerar un enclave natural en España.

(Relacionado: ¿Qué es la acidificación de los océanos y por qué se produce?)

Un hito de la protección medioambiental

Tras dos años a contrarreloj, se ha escrito un importante capítulo sobre el presente y el futuro del Mar Menor: lograr dotar a este ecosistema de derechos propios para garantizar su protección. Esta Iniciativa Legislativa Popular (ILP) para otorgar estos derechos al Mar Menor superó en 2021 el objetivo marcado para que saliera adelante: conseguir medio millón de firmas antes del 27 de octubre.

Esa misma mañana, la plataforma convocó a los medios de comunicación para entregar 639 826 firmas en la Junta Electoral Central, en Madrid. Una vez verificadas las firmas, el pasado 5 de abril de 2022 la proposición de ley fue aprobada por el Congreso de los Diputados para que la laguna obtenga personalidad jurídica propia. Por último, el 21 de septiembre de 2022, el Senado aprobó el reconocimiento de personalidad jurídica a la laguna del Mar Menor por 230 votos a favor, tres en contra y 30 abstenciones.

Este hito medioambiental, que supone un cambio de paradigma en la protección de los ecosistemas, se ha logrado "tras años de degradación de la laguna y ante el fracaso de las autoridades competentes", según compareció la promotora de la ILP, Teresa Vicente, en el Congreso de los Diputados. "Necesitamos una nueva conciencia ecológica. El Mar Menor es nuestra identidad cultural". 

"Considero que es excepcional dotar de derechos a un ente natural, pero es que es excepcional también el momento en el que vivimos, la degradación ambiental que llevamos años infringiendo sobre nuestros recursos naturales. También es un momento histórico si nos atenemos a lo que nos va advirtiendo la ciencia sobre los efectos nocivos de continuar en la senda que llevamos", ha señalado Olga Álvarez García, abogada especializada en casos ambientales, en declaraciones recogidas por Science Media Centre.

Desde la Comisión Promotora de la ILP, afirman que "de Canarias a Helsinki, han sido miles las personas comprometidas con el Mar Menor que han dejado su huella para estar más cerca de conseguir la Iniciativa Legislativa Popular para dotar de derechos al Mar Menor. Incluso recibimos peticiones de firmas desde Sudamérica. Sin contactos ni recursos económicos, hemos conseguido poner la protección del Mar Menor en primera línea informativa, logrando hitos como la invitación de la ILP a la 26ª Conferencia de Naciones Unidas sobre cambio climático".

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    Cientos de agujas mula aparecen muertas a las orillas del Mar Menor.
    Fotografía de Javier Murcia

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      Un caballito de mar enredado en una malla de pesca en el Mar Menor, cuya situación es crítica debido a tres décadas de vertidos contaminantes y una ley que quedó en papel mojado.
      Fotografía de Javier Murcia

      Este hito de la lucha medioambiental de la plataforma se apoya desde el 2019 en el Informe de Evolución y Estado del Mar Menor del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y los informes de la Universidad de Murcia, que contribuyen a aportar la base científica necesaria para que los órganos de decisión enfoquen sus políticas y prioricen sus actuaciones para detener, y en la medida de lo posible revertir, la degradación en la que se ha sumido la albufera.

      Más de tres toneladas de animales muertos

      Aquel año, la trágica estampa que dejaron los miles de seres vivos que se amontonaban a orillas del Mar Menor, tratando de no asfixiar sus últimas bocanadas, es imposible de borrar de nuestra memoria. La laguna salada más grande de Europa se volvió tan tóxica que los animales buscaban salir de ella para morir finalmente en la frontera entre este singular hábitat acuático y la falta de oxígeno del agua.

      Sucedía el 14 de octubre de 2019, triste testigo de la muerte de más tres toneladas de animales en uno de los escenarios más inconcebibles que ha vivido esta laguna a lo largo de su historia. Los lugareños se llevaban las manos a la cabeza: “Me entran ganas de llorar al ver nuestro Mar Menor, que rebosaba vida y color, repleto de miles de animales muertos”, decía con la voz quebrada un hombre en uno de los vídeos que tiñeron las redes sociales.

      Una anguila flota muerta entre miles de seres vivos más que afloran a la superficie y plagan las orillas del Mar Menor.
      Fotografía de Javier Murcia

      Muchos medios pusieron el foco de los orígenes del desastre en la gota fría que asoló estas tierras durante el mes de septiembre y que en octubre volvió a reavivarse. Sin embargo, las fuertes lluvias tan solo colmaron el saturado vaso del verdadero germen: la dejadez política ante tres décadas de construcción masiva, vertidos contaminantes y una ley que quedó en papel mojado.

      Una de las mayores tragedias ecológicas de España

      Lejos de ser la causa, las lluvias torrenciales sí fueron el desencadenante del colapso, pero “la verdad cae por su propio peso”, afirma a National Geographic España David Verdiell Cubedo, biólogo y asesor científico técnico en proyectos de conservación de la naturaleza. “Hemos llegado a esta situación porque la comunidad científica lleva décadas advirtiendo sobre este problema y las administraciones responsables, todas, no han hecho nada”.

      El fotoperiodista submarino Javier Murcia ha dedicado muchos años de su carrera a documentar la decadencia de este ecosistema, que muestra en la exposición Una mirada al Mar Menor. Ante esta tragedia acude día a día a la laguna para observar su evolución. “Durante la primera eutrofización que hubo en el 2015, 2016, yo lo empecé a notar en el agua”, afirma. “Documento todo porque es algo sobre lo que hay que concienciar, desde la sopa verde hasta la contaminación por plásticos, pasando por los caballitos de mar enredados en los copos de pesca”.  

      La laguna del Mar Menor es un ecosistema natural de una riqueza endémica única, alrededor de la cual se desarrollan diversas actividades económicas, principal motivo de la complejidad de este problema.

      Estas algas flotan en la llamada "sopa verde", consecuencia del fenómeno de eutrofización que vivió el Mar Menor en 2016.

      Fotografía de Javier Murcia

      Hace más de 40 años, los científicos ya advertían del gran impacto que tendría el turismo y la edificación masiva en la laguna, a la que llegaban numerosos vertidos urbanos. La alerta máxima ha venido sin embargo de la mano de la agroindustria, principal responsable de que el impacto en la última década haya sido devastador.  

      Miles de hectáreas de cultivos intensivos que económicamente rinden hasta cinco veces más que en cualquier otro punto de nuestra geografía, debido a la climatología de este ecosistema, acordonan año a año la laguna.

      (Relacionado: Así afecta el desequilibrio de nutrientes a la vida en la Tierra)

      Bajo los intereses económicos de la agroindustria

      La agricultura que se nutre de este ecosistema “ha incrementado muchísimo la superficie regable”, explica Verdiell. “Se han modificado cauces, se han roturado campos y los han dejado hechos un solar, a menudo de forma ilegal poniendo pozos y desaladoras que vertían directamente a la laguna. También se ha incrementado el uso de abonos químicos, sobre todo de la familia del nitrógeno, que es lo que ha producido la eutrofización. Ha sido todo un despropósito”.

      A menudo, los caballitos de mar son capturados o se enredan en copos de pesca. Por falta de concienciación, aquellos que no mueren a veces son secados por los pescadores para conservarlos como recuerdo.
      Fotografía de Javier Murcia

      Artículos científicos publicados entonces ya avisaban de lo que podía suceder. El Mar Menor, que es “un ecosistema único a nivel europeo con aguas cristalinas, se iba a convertir en otro tipo de ecosistema, como la Albufera de Valencia, con aguas turbias y otro tipo de flora y comunidades faunísticas”, afirma el experto. “Lamentablemente ha sido así, como ya comenzaron a alertar entonces compañeros míos”.

      Como ocurre en gran parte del planeta, el pulso entre la sostenibilidad y los intereses económicos dibuja una compleja situación que a menudo no tiene vuelta atrás. “Ya se sabe que, aquí en Murcia, la industria agroalimentaria del Campo de Cartagena es un lobby, y presiona al Gobierno regional para que le dejen hacer incluso a nivel estatal”, denuncia Verdiell. “Es muy difícil cambiar esas dinámicas, sobre todo a corto o medio plazo, si no hay una presión social muy fuerte”.

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        Un gobio ataca a un caballito de mar debido al desequilibrio ecológico y la falta de alimento.
        Fotografía de Javier Murcia

        Por si fuera poco, además de la sobreexplotación, la contaminación plástica y las especies invasoras, también el enorme acuífero que se encuentra en este territorio, Campo de Cartagena, rebosa agua cargada de nitratos y sales que fluye hacia el Mar Menor. Durante años seguirá contaminando por su nivel de saturación, no solo por lo que ha llovido durante el mes de septiembre, sino por las décadas de riego intensivo que han tenido lugar a raíz del trasvase Tajo-Segura.

        “La famosa rambla de El Albujón, que era una rambla que llevaba agua solo cuando llovía, ahora lleva agua cargada de nitratos todo el año”, denuncia Verdiell. “La propia Confederación Hidrográfica del Segura, que es la que debería haber controlado el tema de los vertidos y la explotación del acuífero, a la vista está que no ha hecho su función”.

        (Relacionado: Una petrolera canadiense arrasa ilegalmente tierras protegidas en África)

        ¿Estamos a tiempo de recuperar el ecosistema del Mar Menor?

        A día de hoy, esta es una difícil pregunta sin respuesta. Con contaminantes tóxicos prácticamente a lo largo del 100% del fondo de la laguna y la fuerte eutrofización de sus aguas, las poblaciones de especies que han sobrevivido “lo van a pasar muy mal los próximos meses”, afirma el biólogo.

        La contaminación plástica es otra de las amenazas de este explotado ecosistema.
        Fotografía de Javier Murcia

        El desarrollo de la laguna ante una tragedia ecológica tal no puede preverse, pero los expertos ya observan situaciones dramáticas y comportamientos inusuales entre los seres vivos que buscan sobrevivir a esta brutal contaminación a la que ahora se suma la falta de alimento y fenómenos de competencia muy fuertes entre especies.

        Los peces que han podido huir de la mortandad ahora están vagando por la laguna con comportamientos extraños fruto de la alta competencia y la necesidad de sobrevivir, como peces alimentándose de caballitos de mar que no pueden comerse por su dureza, o bien alimentándose directamente de los animales muertos.

        “No sabemos cómo va a salir adelante la laguna”, afirma Verdiell. “Habrá un cuello de botella muy grande para que las poblaciones puedan recuperarse a partir de muy pocos individuos, y hablamos de especies que están en peligro de extinción como la anguila”. A pesar de que esta especie podría colonizar de nuevo la laguna desde el Mediterráneo, “podríamos estar hablando de que la población de la laguna, que es una de las más importantes de Europa, prácticamente haya fallecido”.

        Más de tres toneladas de peces y crustáceos aparecieron muertos en las aguas del Mar Menor.
        Fotografía de Javier Murcia

        ¿Será efectivo el plan vertido cero?

        Mientras el Comité Científico del Mar Menor vivía una oleada de dimisiones y desencuentros, las escasas soluciones, además de muy costosas, no están exentas de controversia. El plan que se elaboró en septiembre de 2018, el “análisis de soluciones para el objetivo de vertido cero al Mar Menor proveniente del Campo de Cartagena”, Declaración de Impacto Ambiental (DIA), el llamado plan de vertido cero, contempla actuaciones por valor de más de 600 millones de euros que tan solo solucionarán de forma parcial el problema.

        Diversas organizaciones ecologistas, que llevan años denunciando la contaminación del Mar Menor, denuncian que las medidas no solo no serán efectivas, sino que trasladarán más de 2000 toneladas de nitratos al año al Mediterráneo. “Cuando dejas que la pelota se vaya haciendo así de grande, llega un momento que no la puedes parar”, denuncia el biólogo.

        Con gran parte de su fauna muerta y el resto de su ecosistema pendiendo de un hilo hacia su colapso, el Mar Menor se ha convertido en el trágico retrato del desastre ecológico que provoca el impacto descontrolado de la actividad humana.

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