¿Qué son los humedales y por qué son tan importantes para la vida en la Tierra?

Estos ecosistemas únicos ocupan poco espacio, pero desempeñan un papel importante como hábitat de la fauna y nos protegen de las inundaciones y la contaminación.

En el río Black de Carolina del Norte (Estados Unidos), los cipreses calvos crecen en una parte del río marcada por los pantanos. Los pantanos son un tipo de humedal, un ecosistema encharcado fundamental para las personas y la vida salvaje.

Fotografía de Mac Stone, Nat Geo Image Collection
Por Sarah Gibbens

Este ecosistema recibe muchos nombres: ciénagas, pantanos, bayous, marismas, billabongs, turberas, estanques vernales, lagunas y otros campos y bosques anegados. Si hay agua, dulce o salada, sobre el suelo o justo debajo de él, se trata de un humedal. Sabrás que estás en un humedal cuando las huellas de tus zapatos se vuelvan fangosas y húmedas.

Sólo representan el 6% de la superficie terrestre. A pesar de su pequeña huella, los humedales desempeñan importantes funciones, como proporcionar agua dulce y hábitats y luchar contra el cambio climático.

Históricamente, los humedales se consideraban tierras baldías. Muchos han sido desecados y rellenados con sedimentos para convertirlos en suelo firme para estructuras como viviendas, autopistas y edificios de empresas. Pero proteger estos entornos incomprendidos puede ayudar a la fauna a prosperar y protegernos del cambio climático.

Estos diversos ecosistemas se encuentran en todos los continentes excepto en la Antártida.

En general, se dividen en dos categorías: costeros o continentales. Los humedales costeros son una mezcla de agua dulce y salada, una combinación denominada agua salobre. Aquí, los humedales parecen marismas de hierba y bosques de manglares.

Un banco de pejerreyes nada por un manglar. Estos bosques de humedales costeros evitan la erosión y protegen las viviendas de las aguas de tormenta de los huracanes.

Fotografía de David Doubilet, Nat Geo Image Collection

Los humedales continentales están formados por charcas vernales, pantanos arbolados, ciénagas o extensiones de hierba anegadas cerca de ríos y lagos. Aunque muchos humedales continentales contienen agua dulce, algunos son salados, como esta marisma salada de Nebraska que fue en su día un océano prehistórico. Se producen como resultado de climas lluviosos o de aguas subterráneas que suben a borbotones hacia la superficie. Algunos son estacionales y sólo aparecen durante los periodos de lluvias.

“España no tiene la cantidad de humedales en superficie que existe en el resto de Europa porque tenemos menos humedad, pero tenemos una variedad con un gran valor ecológico”, afirma Eduardo de Miguel Beascoechea, director de Global Nature y experto en humedales. “Climática y geográficamente, España es un país cuya diversidad se traduce directamente en la gran variedad de espacios de humedales que existen”.

(Relacionado: Parque Nacional de Doñana: un paraíso para las aves en peligro)

Protegen de las inundaciones y purifican el agua

Perpetuamente en el limbo, los humedales son "zonas de transición" entre la tierra seca y el agua. Durante las inundaciones, absorben el exceso de agua de lluvia que, de otro modo, causaría inundaciones y daños en las viviendas. Media hectárea de humedal puede almacenar más de 3,7 millones de litros de agua de inundación.

Desde el siglo XVIII, más de 25 millones de hectáreas de humedales han sido destruidas en la cuenca alta del río Misisipi como consecuencia del desarrollo agrícola y urbano. Las pérdidas medioambientales contribuyeron a la catástrofe de las inundaciones multimillonarias que se produjeron en la región en 1993.

Pero la protección de los humedales en forma de parques urbanos y espacios verdes a lo largo del río Charles en Boston ha evitado unos 16 millones de euros en daños potenciales por inundaciones, según una investigación realizada por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos.

En España, a principios del siglo XX se calculaba que podía haber unas 280 000 hectáreas de humedales, cifra que se ha reducido hasta el día de hoy a 115 000 en unos 2000 humedales. Es decir, tan solo en este siglo se ha perdido más del 60 por ciento, bien por desecación o por contaminación, según datos de Global Nature.

En la costa, los humedales ayudan a amortiguar el embate de las mareas de tempestad empujadas hacia tierra por fuertes tormentas como los huracanes.

Cuando la escorrentía contiene contaminantes como los fertilizantes rociados en los campos agrícolas, los humedales son filtros naturales del agua que absorben esos nutrientes y evitan que lleguen a lagos y ríos. Las sustancias químicas adheridas a las partículas del suelo son frenadas por las plantas de los humedales, que las suspenden, y los contaminantes son retenidos por las raíces de las plantas de los humedales.

Según la EPA, el Congaree Bottomland Hardwood Swamp, en Carolina del Sur (Estados Unidos), filtra tanta contaminación cada año que se necesitaría una planta de filtración de agua de unos 5 millones de euros para filtrar la misma cantidad.

En los humedales de todo el mundo viven especies animales y vegetales tan conocidas como caimanes, tortugas y serpientes. En Norteamérica, las aves migratorias utilizan estos hábitats como escalas en sus viajes a través del país. De los 12 millones de aves acuáticas de Estados Unidos, hasta dos tercios se reproducen en los humedales del Medio Oeste. En España, el mejor ejemplo de humedal que sirve de escala para las aves migratorias es el Parque Nacional de Doñana.

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    Flamencos grandes acuden en bandada a la Reserva del Humedal de Al Wathba, en los Emiratos Árabes Unidos. Los humedales albergan muchas especies de fauna, pero son de vital importancia para las aves, que los utilizan para reproducirse, cazar y descansar en sus largas migraciones.

    Fotografía de Matthieu Paley, Nat Geo Image Collection

    Estos ecosistemas también son importantes para los humanos. Sus aguas tranquilas son caldo de cultivo de valiosas especies de peces y crustáceos, como la lubina y las ostras. Los humedales intervienen en el ciclo vital del 75% de estas especies comercializadas en Estados Unidos. Pero la importancia de los humedales no se limita a Norteamérica.

    En todo el mundo, dos tercios de todos los peces que comemos pasan al menos parte de su vida en un humedal. Se calcula que mil millones de personas en todo el mundo dependen de los humedales para su subsistencia a través de actividades como la pesca, el cultivo de arroz, la caza o el turismo.

    Una vez liberados, la mayoría de los gases de efecto invernadero permanecen en la atmósfera, calentando el planeta. Pero alrededor del 26% es absorbido por las plantas que crecen en la tierra. Este tipo de ecosistemas se denominan sumideros de carbono, y absorben millones de toneladas de carbono cada año.

    Los humedales son sumideros de carbono que, cuando se destruyen, pueden convertirse en una fuente importante de emisiones de gases de efecto invernadero. En total, los humedales contienen alrededor de un tercio del carbono mundial y, cuando se degradan, se liberan las emisiones encerradas en sus suelos.

    Una expedición rema por el río Okavango, en Angola. El humedal se forma durante la estación lluviosa del río, y cada verano es el hogar de decenas de miles de flamencos.

    Fotografía de Pete Muller, Nat Geo Image Collection

    Es importante conservar las turberas si queremos evitar que se conviertan en una fuente de contaminación atmosférica. Ocupan sólo el 3% de la superficie de la Tierra, pero sus suelos anegados almacenan el doble de carbono que los bosques del mundo: alrededor del 30% de todo el carbono encerrado en los suelos del planeta. Degradarlos sería activar lo que algunos científicos han descrito como una "bomba de carbono".

    Aunque cada vez se reconoce más la importancia de los humedales como ecosistemas, su desecación para el desarrollo es una práctica que continúa hoy en día. Sólo en Estados Unidos se pierden cada año unas 32 000 hectáreas de humedales. En Luisiana se pierde aproximadamente el equivalente a un campo de fútbol americano (unos 100 metros por 50) de marismas cada hora.

    En países como Escocia y Argentina, donde las turberas son comunes, los humedales se destruyen cuando se extrae la turba y se quema para obtener energía.

    Las especies animales y vegetales invasoras también pueden destruir los hábitats de los humedales. Los castores y las nutrias, un tipo de roedor invasor, dañan los humedales al devorar las plantas que mantienen unido el suelo de los humedales.

    (Relacionado: La belleza oculta de las ciénagas de Tierra del Fuego en Argentina)

    Los humedales ante los tribunales

    En 2007, la EPA impidió que la familia Sackett construyera su casa porque, según la agencia, la propiedad incluía un humedal que alimentaba un lago cercano sobre el que tiene jurisdicción. Para construir su casa, la familia tuvo que rellenar el terreno con sedimentos. Los Sackett demandaron a la EPA en 2008, alegando que su propiedad no era lo suficientemente húmeda como para constituir un humedal.

    La decisión se tomará en función de si la propiedad de los Sackett incluía un humedal que afectaba significativamente a las aguas federales cercanas. Los humedales que están conectados de forma más evidente a ríos, lagos y costas suelen estar más protegidos que aquellos cuya conexión con aguas navegables es menos obvia, a menudo humedales que no son adyacentes a una masa de agua o son estacionales.

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      En el Parque Nacional de Muddus, en Suecia, las turberas unen bolsas de bosques de coníferas. Estos humedales almacenan inmensas cantidades de dióxido de carbono que resulta peligroso cuando se libera a la atmósfera.

      Fotografía de Orsolya Haarberg, Nat Geo Image Collection

      Los abogados de EarthJustice, un bufete dedicado a la protección del medio ambiente, afirman que la decisión del Tribunal podría reducir drásticamente el número de humedales protegidos por la Ley de Aguas Limpias.

      (Relaciondo: ¿Hasta cuándo absorberán las plantas nuestro carbono?)

      ¿Qué estamos haciendo para proteger los humedales?

      En 1971, los líderes mundiales se reunieron en la ciudad iraní de Ramsar para crear un tratado mundial de protección de los humedales: la Convención de Ramsar sobre los Humedales. Actualmente, 171 países (incluido España) han firmado el tratado, pero desde que entró en vigor en 1971, más de un tercio de los humedales del mundo han sido destruidos.

      En 2021, unos científicos publicaron un documento en el que defendían que los humedales deberían gozar de derechos legales por su papel como sustento de la vida en la Tierra.

      Las empresas privadas también están estudiando los humedales como fuente de compensaciones de carbono, que permiten a particulares y empresas "compensar" teóricamente sus emisiones de carbono contribuyendo a la conservación o restauración de ecosistemas que absorben sus emisiones equivalentes.

      Allí donde los humedales ya están destruidos, hay algunos proyectos ambiciosos que esperan devolverlos a la vida.

      Los pantanosos manglares de Miami Beach (Estados Unidos) fueron destruidos hace 100 años, pero la ciudad planea restaurar este ecosistema para limitar la erosión del litoral y evitar inundaciones. Y en Luisiana, el estado tiene un ambicioso plan para permitir que los ríos recuperen su forma natural y viertan sedimentos fluviales en sus marismas del sur, ayudando a reconstruir el litoral de humedales.

      Según un informe publicado por la Convención de Ramsar, los humedales del mundo siguen perdiéndose a un ritmo alarmante, pero los proyectos de restauración y conservación ofrecen esperanzas de que estos ecosistemas puedan salvarse.

      El renacer del lago Owens
      Después de que las necesidades de la ciudad de Los Ángeles secaran este lago del desierto, los ingenieros están devolviéndole la vida poco a poco. Imágenes de la serie ‘América: Paisajes extraordinarios’.

      Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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