Estos son los 20 mejores descubrimientos científicos de la década de 2010

En la década de 2010 se han producido hallazgos increíbles y logros importantes. Estos son nuestros favoritos.

Por Michael Greshko
Publicado 10 dic 2019, 15:11 CET, Actualizado 4 sept 2023, 13:41 CEST
Kilonova
En esta ilustración, dos estrellas de neutrones se fusionan en un fenómeno explosivo llamado kilonova. El 16 de octubre de 2017, un equipo de astrónomos anunció la primera detección conocida de ondas en el espacio-tiempo denominadas ondas gravitacionales generadas por este tipo de fenómeno violento e invisible.
Fotografía de Robin Dienel, por cortesía del Carnegie Institution For Science

NOTA DEL EDITOR: Esta pieza se amplió y actualizó en febrero de 2023 con algunos avances hechos en distintos campos de investigación de los descubrimientos hechos en la década de 2010. Se ha vuelto a ha ampliar el 4 de septiembre de 2023 con nuevo contenido multimedia.

Índice

Conforme la década del 2010 toca a su fin, hemos echado la vista atrás a una era llena de descubrimientos. En los diez últimos años, científicos de todo el mundo han avanzado la comprensión del cuerpo humano, de nuestro planeta y del cosmos que nos rodea. Es más, la ciencia de esta década es más internacional y colaborativa que nunca. En la actualidad, es más probable que los descubrimientos vengan de grupos de 3000 científicos que de grupos de tres.

Han pasado tantas cosas gracias a tantas personas que los periodistas y redactores de National Geographic han decidido no reducir la última década a un par de descubrimientos. Hemos unido nuestras mentes para identificar 20 avances e hitos que consideramos dignos de mención y que creemos que prepararán el terreno para hallazgos más impresionantes en la década que está por llegar.

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La detección de las primeras ondas gravitacionales

En 1916, Albert Einstein propuso que cuando se aceleran objetos con masa suficiente, a veces pueden generar ondas que se desplazan por el tejido del espacio y el tiempo como las olas en la superficie de un estanque. Aunque más adelante Einstein dudó de su existencia, estos pliegues espaciotemporales —denominados ondas gravitacionales— son una predicción fundamental de la relatividad y su búsqueda ha cautivado a los investigadores durante décadas. En los años 70 aparecieron pistas sugerentes de la existencia de las ondas, pero nadie logró detectarlas de forma directa hasta 2015, cuando el observatorio LIGO de Estados Unidos sintió el temblor de la colisión distante de dos agujeros negros. El descubrimiento, anunciado en 2016, abrió las puertas a una nueva forma de «escuchar» el cosmos.

En 2017, LIGO y el observatorio europeo Virgo sintieron otro conjunto de temblores, esta vez provocados por la colisión de dos objetos ultradensos denominados estrellas de neutrones. Telescopios de todo el mundo observaron la explosión, lo que convirtió el fenómeno en el primero observado en ondas gravitacionales y de luz. Estos datos históricos han proporcionado a los científicos una perspectiva sin precedentes del funcionamiento de la gravedad y de la formación de elementos como el oro y la plata.

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    Claves del Universo: las ondas gravitacionales
    Desde que Albert Einstein dedujera la existencia de ondas gravitacionales, estos fenómenos cósmicos se han convertido en una pieza principal de nuestro conocimiento del universo. Imágenes de la serie 'Cosmos'.

    La reorganización del árbol familiar humano

    El ser humano es algo extraordinario. Hasta ahí, estamos todos de acuerdo. Pero ¿qué es exactamente lo que tiene de especial el Homo sapiens, qué es lo que lo hace único entre los demás animales, especialmente los simios, y cuándo adquirieron nuestros antepasados ese algo? A lo largo del siglo pasado surgieron numerosas teorías, algunas de las cuales nos dicen más sobre la época en la que vivieron sus postulantes que sobre la evolución humana.

    En la segunda década del siglo XXI hemos presenciado muchos avances en la comprensión de nuestros orígenes con nuevas dataciones de fósiles ya identificados, cráneos fosilizados completos y la incorporación de nuevas ramas al árbol familiar. En 2010, el explorador de National Geographic Lee Berger desveló un antepasado distante llamado Australopithecus sediba. Cinco años después, anunció que el conjunto de cuevas de la Cuna de la Humanidad, en Sudáfrica, contenía los fósiles de una nueva especie: el Homo naledi, un homínido cuya anatomía se parece a la de un humano moderno y a la de parientes mucho más antiguos. Un estudio posterior también reveló que el H. naledi es sorprendentemente reciente: habría vivido entre hace 236 000 y 335 000 años.

    En Asia también se han producido descubrimientos importantes. En 2010, un equipo anunció que el ADN extraído de un hueso de meñique siberiano no se parecía al de ningún humano moderno. Se trataba de la primera prueba de un linaje misterioso: el de los denisovanos. En 2018, se hallaron herramientas de piedra de 2,1 millones de años en un yacimiento chino, lo que confirmó que los fabricantes de herramientas llegaron a Asia cientos de miles de años antes de lo pensado. En 2019, investigadores de Filipinas desvelaron los fósiles del Homo luzonensis, un nuevo tipo de homínido similar al Homo floresiensis, el «hobbit» de Flores. En Célebes, el descubrimiento de herramientas de piedra que son anteriores a la llegada de los humanos modernos sugiere la presencia de un tercer homínido isleño en el Sudeste Asiático.

    Además, en 2023, se publicó un artículo en la revista Science, unos arqueólogos estadounidenses descubrieron en un yacimiento del suroeste de Kenia herramientas de piedra de hasta tres millones de años de antigüedad, lo que las convierte en las más antiguas de su clase. Y lo que es aún más sorprendente, las herramientas se encontraron junto a fósiles del homínido Paranthropus, que no es un antepasado de los humanos modernos.

    Los investigadores no aseguraron que las herramientas fueran fabricadas y utilizadas por Paranthropus, porque homínidos de otros géneros (como Homo habilis) también frecuentaban la zona. Pero es una gran posibilidad. 

    Aunque es primitivo en ciertos aspectos, la cara, el cráneo y los dientes (que vemos en esta reconstrucción) muestran rasgos modernos que justifican la colocación del H. naledi en el género Homo. El artista John Gurche pasó casi 700 horas reconstruyendo la cabeza a partir de escáneres del hueso empleando pelaje de oso para el pelo.
    Fotografía de Mark Thiessen, National Geographic

    La revolución del estudio del ADN prehistórico

    Con la mejora exponencial de las tecnologías de secuenciación del ADN, en la última década se ha avanzado mucho hacia la comprensión de cómo nuestro pasado genético ha configurado a los humanos modernos. En 2010, un equipo de investigadores publicó el primer genoma casi completo de un Homo sapiens antiguo, lo que inició una década revolucionaria en el estudio del ADN de nuestros antepasados. Desde entonces, se han secuenciado más de 3000 genomas antiguos, como el ADN de Naia, una chica que falleció en el actual México hace 13 000 años. Sus restos figuran entre los esqueletos humanos intactos más antiguos descubiertos en las Américas. En 2010 también se anunció el primer borrador de un genoma neandertal, que proporcionó las primeras evidencias genéticas sólidas de que entre el uno y el cuatro por ciento del ADN de los no africanos modernos procede de estos parientes cercanos.

    En 2018 se produjo otro descubrimiento asombroso: un grupo de científicos que estudiaba el ADN prehistórico reveló que un hueso de 90 000 años pertenecía a una adolescente cuya madre fue neandertal y cuyo padre fue denisovano, lo que la convierte en la primera humana híbrida prehistórica descubierta hasta la fecha. En otro hallazgo, se comparó el ADN denisovano con proteínas fósiles para confirmar que los denisovanos vivieron en el Tíbet, lo que expandió el área de distribución conocida de este grupo. Con el avance del campo del ADN prehistórico, también ha avanzado el tratamiento de las cuestiones éticas como la necesidad de participación comunitaria y la repatriación de los restos humanos indígenas.

    El descubrimiento de miles de exoplanetas

    El conocimiento humano de los planetas que orbitan estrellas distantes dio un gran salto en la década de 2010, en gran medida gracias al telescopio espacial Kepler de la NASA. Entre 2009 y 2018, Kepler detectó más de 2700 exoplanetas confirmados, más de la mitad del total actual. Entre los grandes éxitos de Kepler figura el primer exoplaneta rocoso confirmado. Su sucesor, TESS, que se puso en marcha en 2018, ha empezado a escudriñar el firmamento y ya ha confirmado 34 exoplanetas.

    También se han puesto en marcha reconocimientos desde la Tierra. En 2017, un equipo de investigadores anunció el descubrimiento de TRAPPIST-1, un sistema estelar a solo 39 años luz que alberga siete planetas del tamaño de la Tierra, la mayor cantidad hallada en una estrella que no es el Sol. Un año antes, el proyecto Pale Red Dot anunció el hallazgo de Proxima b, un planeta del tamaño de la Tierra que orbita Próxima Centauri, la estrella más cercana al Sol a solo 4,25 años luz.

    El lanzamiento y puesta en marcha del telescopio espacial James Webb en entre 2021 y 2022 dará un impulso especial a nuevos descubrimientos similares a partir de la tercera década de este siglo.

    (Relacionado: Una nueva mirada a las profundidades del universo)

    La entrada en la era Crispr

    En la década de 2010 se han producido grandes avances en nuestra capacidad para editar el ADN de forma precisa, en gran medida gracias a la identificación del sistema CRISPR-Cas9. Algunas bacterias usan de forma natural el CRISPR-Cas9 como sistema inmune, ya que les permite almacenar fragmentos de ADN viral, reconocer cualquier virus igual en el futuro y hacer trizas el ADN del virus. En 2012, los investigadores propusieron que el CRISPR-Cas9 podría utilizarse como una potente herramienta de edición genética, ya que corta el ADN con precisión de formas que los científicos pueden personalizar fácilmente. En cuestión de meses, otros equipos confirmaron que la técnica funcionaba en ADN humano. Desde entonces, laboratorios de todo el mundo han tratado de identificar sistemas similares para modificar el Crispr-Cas9 y aumentar su precisión, y experimentar con sus aplicaciones en la agricultura y la medicina.

    Aunque las ventajas potenciales del CRISPR-Cas9 son enormes, los dilemas éticos que plantea también lo son. Para horror de la comunidad médica internacional, el investigador chino He Jiankui anunció en 2018 el nacimiento de dos niñas cuyos genomas había editado con la técnica CRISPR, los primeros humanos nacidos con ediciones genéticas hereditarias. El comunicado dio pie a llamamientos para establecer una moratoria internacional una moratoria internacional de ediciones en la línea germinal que serán heredadas en humanos.

    Una observación del cosmos única

    El Telescopio del Horizonte de Sucesos —un conjunto planetario de radiotelescopios terrestres— desveló la primera imagen de un agujero negro supermasivo y su sombra en 2019. La imagen revela el agujero negro central de Messier 87, una galaxia enorme en el cúmulo de Virgo.
    Fotografía de Colaboración Del Telescopio Del Horizonte De Sucesos

    La década de 2010 trajo consigo observaciones importantes que han revolucionado el estudio del universo. En 2013, la Agencia Espacial Europea lanzó Gaia, una satélite que recopila mediciones de distancia de más de mil millones de estrellas de la Vía Láctea, así como datos de velocidad de más de 150 millones de estrellas. Este conjunto de datos ha ayudado a los científicos a crear una película en 3D de nuestra galaxia, imágenes sin precedentes de la formación de las galaxias y los cambios que experimentan con el paso del tiempo.

    En 2018, los científicos publicaron la última versión de las mediciones del satélite Planck de la radiación de fondo del universo, que contiene pistas fundamentales de los ingredientes, la estructura y el ritmo de expansión del cosmos. La tasa de expansión que observó Planck difiere de la actual, una posible «crisis en la cosmología» cuya explicación podría exigir nuevas leyes físicas. También en 2018, el Observatorio de la Energía Oscura publicó su primer conjunto de datos, que contribuirá a la búsqueda de patrones ocultos en la estructura del universo. En abril de 2019, un equipo de científicos del Telescopio del Horizonte de Sucesos reveló la primera imagen de la silueta de un agujero negro gracias a una iniciativa internacional para observar el núcleo de la galaxia M87.

    Un trabajador mide los anillos de piedra de la cueva de Bruniquel (Francia), que podrían haber sido obra de neandertales.
    Fotografía de Etienne Fabre, Ssac

    Descubrimientos de todo el mundo han respaldado la teoría de que el arte —o al menos los garabatos— es un fenómeno más antiguo y global de lo pensado. En 2014, un equipo de investigadores demostró que las impresiones de manos y el dibujo de un «puerco ciervo» en la cueva de Maros (Célebes) tenían al menos 39 000 años, una antigüedad similar a la de las pinturas rupestres más antiguas de Europa. En 2018, se anunció el descubrimiento de arte rupestre de entre 40 000 y 52 000 años en Borneo, lo que pospone los orígenes de la pintura figurativa. Y en 2018, un fragmento de ocre con rayas entrecruzadas hallado en Sudáfrica y que data de hace 73 000 años podría ser el dibujo más antiguo del mundo.

    Otros hallazgos polémicos avivaron el debate sobre las capacidades artísticas de los neandertales. En 2018 se descubrieron pigmentos y conchas marinas perforadas en la cueva de los Aviones (Cartagena) con una antigüedad de 115 000 años, cuando solo los neandertales vivían en Europa. Ese mismo año, otro estudio afirmó que algunas de las pinturas rupestres de España tienen 65 000 años de antigüedad. Muchos especialistas en arte rupestre han cuestionado el hallazgo, pero si se sostiene, podría ser la primera evidencia de arte rupestre neandertal. En 2016, un equipo de investigadores anunció que una cueva francesa contenía raros círculos de estalagmitas colocadas hace unos 176 000 años. Si no son obra de osos cavernarios, la antigüedad de los círculos apunta a que son obra de los neandertales.

    Hitos interestelares

    Los historiadores del futuro podrían considerar la década de 2010 una década interestelar: por primera vez, una sonda atravesó el velo entre el Sol y el espacio interestelar y recibimos las primeras visitas de objetos que se formaron en torno a estrellas distantes.

    En agosto de 2012, la sonda Voyager 1 de la NASA atravesó la frontera externa de la heliosfera, la burbuja de partículas cargadas que emite el Sol. La Voyager 2 se unió a su gemela en el medio interestelar en noviembre de 2018 y ha captado datos revolucionarios por el camino. Sin embargo, la carretera interestelar es de doble sentido. En octubre de 2017, los astrónomos descubrieron ‘Oumuamua, el primer objeto detectado que se ha formado en otro sistema estelar y que ha atravesado el nuestro. En agosto de 2019, el astrónomo aficionado Gennady Borisov halló el segundo intruso interestelar, un cometa muy activo que lleva su nombre.

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    La puerta a civilizaciones antiguas

    Los arqueólogos también han hecho descubrimientos extraordinarios en la década de 2010. En 2013, un grupo de investigadores británicos halló los restos del rey Ricardo III bajo un aparcamiento. En 2014, se anunció que el complejo arqueológico del Castillo de Huarmey, en Perú, todavía albergaba una tumba real intacta. En 2016, se reveló el primer cementerio filisteo, lo que ofrece una ventana sin precedentes a las vidas del pueblo más enigmático y conocido de la Biblia hebrea. El año siguiente, se anunció que la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén se remonta a hace más de 1700 años, al primer emperador cristiano de Roma, lo que parece confirmar que se construyó en el sitio identificado por Roma como el lugar de la sepultura de Jesucristo. En 2018, los equipos que trabajaban en Perú anunciaron el mayor sacrificio infantil masivo descubierto hasta la fecha, mientras que otros grupos de científicos que estudiaban Guatemala detectaron más de 60 000 edificios mayas antiguos con láseres aéreos.

    También se produjeron grandes descubrimientos arqueológicos bajo el agua. En 2014, un equipo canadiense halló el pecio del H.M.S. Erebus, un desafortunado buque de investigación del Ártico que se hundió en 1846. Dos años después, otra expedición localizó su buque gemelo, el H.M.S. Terror. En 2017, una iniciativa dirigida por el cofundador de Microsoft Paul Allen descubrió el pecio del U.S.S. Indianápolis, que se hundió en 1945 y fue uno de los desastres con más víctimas en la historia naval de Estados Unidos. El Proyecto de Arqueología Marítima del mar Negro ha hallado más de 60 pecios históricos en el fondo del mar Negro, entre ellos un buque de 2400 años descubierto en 2018. Y en 2019, las autoridades de Alabama anunciaron el descubrimiento del Clotilda, el último barco que transportó esclavos africanos a Estados Unidos.

    Nuevas vías por el sistema solar

    En julio de 2015, la sonda New Horizons de la NASA cumplió su misión de una década: visitar el gélido Plutón y enviar las primeras imágenes de la variada superficie del planeta enano. El día de Año Nuevo de 2019, la New Horizons realizó el sobrevuelo más distante que se ha intentado jamás cuando sacó las primeras fotografías del objeto helado Arrokoth, un resto primigenio de la infancia del sistema solar.

    En 2011 y más cerca de casa, la sonda Dawn de la NASA llegó a Vesta, el segundo objeto más grande del cinturón de asteroides. Tras cartografiar aquel mundo, la Dawn partió para orbitar el planeta enano Ceres —el mayor objeto del cinturón de asteroides—, convirtiéndose en la primera misión que ha orbitado un planeta enano y la primera que ha orbitado dos cuerpos extraterrestres distintos. Hacia el final de la década, la OSIRIS-REx de la NASA y la Hayabusa2 de la JAXA visitaron los asteroides Bennu y Ryugu, respectivamente, con el objetivo de llevar muestras a la Tierra.

    El cambio del rumbo de una enfermedad

    Para responder al brote de ébola de 2014-2016 en el África Occidental, las autoridades de salud pública y la empresa farmacéutica Merck aceleraron la fabricación de la rVSV-ZEBOV, una vacuna experimental contra el ébola. Tras un ensayo de campo de gran éxito en 2015, las autoridades europeas aprobaron la vacuna en 2019, un hito en la lucha contra esta enfermedad mortal. Varios estudios de referencia han abierto nuevas vías para prevenir el contagio del VIH. En 2011, un ensayo demostró que el consumo preventivo de antirretrovirales redujo en gran medida el contagio de VIH entre parejas heterosexuales, un hallazgo confirmado en estudios de seguimiento con parejas del mismo sexo.

    A principios de 2023 ya se habían reconocido tres casos de pacientes que se habían curado de SIDA.

    La ampliación de las fronteras reproductivas

    Gracias a la edición genética, dos madres ratón han tenido esta cría. Ahora ha alcanzado la edad adulta y tiene sus propias crías.
    Fotografía de Leyun Wang

    En 2016, un equipo de médicos anunció el nacimiento de un «bebé con tres progenitores» a partir del esperma del padre, el núcleo celular de la madre y el óvulo de una persona donante al que extrajeron el núcleo. La terapia —que sigue suscitando polémicas éticas— está destinada a corregir las enfermedades de las mitocondrias maternas. Un estudio de 2018 creó los precursores del esperma o los óvulos humanos a partir de células cutáneas y sanguíneas reprogramadas, mientras que otro demostró que la edición genética permitía que dos ratones del mismo sexo concibieran crías. En 2018, un equipo de científicos chinos anunció el nacimiento de dos macacos clonados, la primera vez que se clona un primate mediante la técnica empleada con la oveja Dolly. Aunque los investigadores reconocen que no se utilizará esa técnica en humanos, es posible que funcione con otros primates, nosotros incluidos.

    La detección del bosón de Higgs

    Un bosón de Higgs surge de una colisión de protones en una ilustración.
    Fotografía de Moonrunner Design Ltd., National Geographic

    ¿Cómo obtiene masa la materia? En las décadas de 1960 y 1970, físicos como Peter Higgs y François Englert propusieron una solución en forma de un campo de energía novedoso que impregna el universo, denominado campo de Higgs. El campo teórico incluía una partícula fundamental vinculada, denominada bosón de Higgs. En julio de 2012, décadas de busca llegaron a su fin cuando dos equipos del Gran Colisionador de Hadrones del CERN anunciaron la detección del bosón de Higgs. El descubrimiento proporcionó la última pieza que faltaba en el Modelo Estándar, una teoría de gran éxito —aunque incompleta— que describe tres de las cuatro fuerzas fundamentales de la física y todas las partículas elementales conocidas.

    Novedades en los libros de paleontología

    En esta década se ha producido un auge en la comprensión de la vida prehistórica con el descubrimiento de nuevos fósiles y la expansión de las herramientas analíticas. En 2010, un equipo de investigadores respaldados por la National Geographic Society publicaron la primera reconstrucción en color a cuerpo completo de un dinosaurio basándose en el descubrimiento de pigmentos fosilizados. La paleta ha aumentado con el descubrimiento del camuflaje de los dinosaurios, plumas que oscilan del azul y el negro a un arcoíris iridiscente y la piel rojiza hallada en uno de los mejores fósiles de un dinosaurio con armadura. Y en 2018, en un hito asombroso de pesquisas químicas, un equipo de investigadores analizó moléculas grasas preservadas y demostró que el Dickinsonia —una criatura primitiva que vivió hace más de 540 millones de años— era un animal.

    En 2014, también se descubrieron nuevos fósiles del Spinosaurus que sugerían que era un depredador semiacuático, el primero entre los dinosaurios. Un año después, un equipo de China reveló el fósil del Yi qi, un extraño dinosaurio con plumas y alas con membranas como las de un murciélago. También en esta última década, ha aumentado el interés científico por el ámbar de 99 millones de años de Birmania y se ha encontrado la primera cola de dinosaurio con plumas, un ave primitiva y todo tipo de invertebrados atrapados en esta resina fosilizada.

    El descubrimiento de los elementos básicos de la vida en otros mundos

    En los últimos diez años, las misiones espaciales nos han proporcionado una perspectiva más sofisticada de las moléculas orgánicas con base de carbono de otros mundos, los ingredientes necesarios para la vida tal y como la conocemos. La misión Rosetta de la Agencia Espacial Europea orbitó y aterrizó en el cometa 67P Churyumov–Gerasimenko. Gracias a los datos que recopiló entre 2014 y 2016, pudimos examinar de cerca las materias primas que habrían traído a la Tierra los antiguos impactos. Antes de que la sonda Cassini de la NASA muriera en 2017, confirmó que las columnas acuosas de la luna Encélado de Saturno contienen grandes moléculas orgánicas, una pista de que alberga los ingredientes necesarios para la vida. Y en 2018, la NASA anunció que su róver Curiosity había hallado compuestos orgánicos en Marte, así como ciclos estacionales en los niveles de metano atmosférico del planeta.

    Las alarmas del clima suenan más altas que nunca

    Alexandria Villaseñor (13) participa en la huelga escolar por el cambio climático todos los viernes. Cada semana, llueva o haga sol, se sienta en un banco frente a las Naciones Unidas de Nueva York con sus pancartas para llamar la atención sobre el problema del cambio climático. Villaseñor y otros activistas jóvenes de todo el país organizaron una huelga escolar internacional por el clima el 15 de marzo.
    Fotografía de Sarah Blesener, The Washington Post, Getty

    Durante esta década, el dióxido de carbono atmosférico han alcanzado niveles sin precedentes en tiempos modernos, con temperaturas récord a juego. El 9 de mayo de 2013, los niveles globales de CO2 alcanzaron 400 partes por millón por primera vez en la historia humana y para 2016, los niveles de CO2 permanecieron de forma constante por encima de este umbral. Por consiguiente, el mundo sufrió un repunte del calentamiento: 2015, 2016, 2017, 2018 y 2019 fueron los cinco años más cálidos registrados desde 1880. A partir de 2014, el calentamiento marino dio pie a un fenómeno global de blanqueo de corales. Corales de todo el mundo sufrieron las consecuencias, incluso algunas partes de la Gran Barrera de Coral. En 2019, Australia declaró extintos a los roedores Melomys de la isla de Bramble Cay por el aumento del nivel del mar; se trata del primer mamífero conocido que desaparece debido al cambio climático.

    En una serie de informes, científicos de todo el mundo llamaron enérgicamente la atención sobre el clima alterado de la Tierra, los riesgos que plantea y la necesidad de responder. En 2015, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático publicó su quinto informe sobre la realidad del cambio climático y sus consecuencias. Un año después, los países del mundo negociaron el Acuerdo de París, un tratado internacional por el clima que pretende limitar el calentamiento a 2 grados Celsius, que para muchos líderes mundiales y científicos es un umbral peligroso. En octubre de 2018, el IPCC publicó otro informe nefasto que describía los costes de un calentamiento de 1,5 grados Celsius para 2100, el mínimo probable que sufrirá el planeta. Ante dichos retos, se han celebrado manifestaciones por el clima que han batido récords en todo el mundo, muchas de ellas dirigidas por activistas jóvenes.

    El descubrimiento —y redescubrimiento— de especies

    Los biólogos modernos identifican nuevas especies a un ritmo de vértigo: nombran una media de 18 000 nuevas especies cada año. En la última década, los científicos han descrito varias especies de mamíferos carismáticos por primera vez, como el mono sin nariz de Birmania, la rata gigante de Vangunu y el olinguito, el primer nuevo carnívoro del hemisferio occidental descubierto desde finales de los 70. También han aumentado las filas de otros grupos de animales con la descripción de peces con «manos», ranas más pequeñas que un céntimo de euro y una salamandra gigante en Florida, entre otras nuevas especies. Asimismo, se redescubrieron algunos animales que llevaban años desaparecidos, como el saola vietnamita y el pika de Ilí chino.

    Pero junto a estos hallazgos, también se ha escrutado el ritmo exponencial de las extinciones modernas. En 2019, los científicos advirtieron que un cuarto de los grupos de plantas y animales se encuentran en peligro de extinción, lo que sugiere que hasta un millón de especies —tanto conocidas como desconocidas— se encuentran en riesgo de desaparecer, algunas en cuestión de décadas.

    El comienzo de una nueva era en el vuelo espacial

    La década de 2010 ha sido un periodo de transición fundamental para el vuelo espacial, conforme el acceso a la órbita baja terrestre y más allá se convertía en una empresa global y comercial. En 2011, China puso en órbita su primer laboratorio espacial, Tiangong-1. En 2014, la misión india Mars Orbiter llegó al planeta rojo y la India se convirtió en el primer país que ha logrado llegar a Marte en su primer intento. En 2019, la ONG israelí SpaceIL intentó el primer alunizaje con financiación privada y la misión china Chang’e-4 llevó a cabo el primer alunizaje suave en la cara oculta de la Luna. También aumentó la diversidad del cuerpo de astronautas: Tim Peake se convirtió en el primer astronauta británico profesional, Aidyn Aimbetov se convirtió en el primer cosmonauta kazajo postsoviético y los Emiratos Árabes Unidos y Dinamarca enviaron a sus primeros astronautas al espacio. Es más, las astronautas de la NASA Jessica Meir y Christina Koch llevaron a cabo el primer paseo espacial de solo mujeres.

    En Estados Unidos, tras el lanzamiento de la última misión del transbordador espacial en 2011, las empresas privadas empezaron a llenar ese vacío. En 2012, SpaceX lanzó la primera misión comercial de reabastecimiento a la EEI y en 2015, Blue Origin y SpaceX se convirtieron en las primeras empresas en lanzar con éxito cohetes reutilizables al espacio y devolverlos a la Tierra, un avance hacia lanzamientos más baratos a la órbita baja terrestre.

    Las facetas inesperadas de los animales

    Tortugas con biofluorescencia, ¿un nueva vía de investigación para la cura del cáncer?

    La última década ha revelado rasgos y comportamientos insólitos en el reino animal. En 2015, el explorador de National Geographic David Grouber descubrió que las tortugas carey brillan en verde y rojo, el primer caso de biofluorescencia documentado en un reptil. En 2016, un equipo de investigadores demostró que el tiburón de Groenlandia puede vivir al menos 272 años, lo que lo convierte en el vertebrado más longevo conocido. La comprensión del uso de herramientas en animales también mejoró: un estudio de 2019 demostró que los jabalíes de las Bisayas usan herramientas y varios estudios pusieron de manifiesto que los monos capuchinos de Brasil llevan usando herramientas al menos 3000 años, el mayor registro no humano de este tipo hallado fuera de África. En 2018, un equipo de biólogos de Kenia documentó científicamente un leopardo negro en África por primera vez desde 1909, un avistamiento rarísimo.

    La redefinición de las unidades científicas

    Para comprender el mundo natural, los científicos deben medirlo. Pero ¿cómo definimos las unidades? Durante décadas, los científicos han redefinido de forma gradual las unidades clásicas a partir de constantes universales, como emplear la velocidad de la luz para definir la longitud de un metro. Pero la unidad científica de masa, el kilogramo, seguía vinculada al «Le Grand K», un cilindro metálico almacenado en Francia. Si la masa de ese cilindro variaba por el motivo que fuera, los científicos tenían que recalibrar su instrumental. Pero ya no: en 2019, los científicos acordaron adoptar una nueva definición de kilogramo basada en un factor fundamental de la física llamada constante de Planck y las definiciones mejoradas de las unidades de corriente eléctrica, temperatura y la cantidad de partículas de una sustancia dada. Por primera vez, todas nuestras unidades científicas derivan de constantes universales, lo que garantiza una era de mediciones mucho más precisas.

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